UN ROBLE
Naciste en un pueblo de sol radiante
donde un bravo caballero defendió nuestro mar
como un roble, recio y complaciente,
que sus raíces atraviesan, el suelo sin cesar.
Buscaste el amor, en un ser cautivante
de hermoso leño, para abrazar y amar
los problemas y penurias te hicieron más valiente
tejiste en tus ramas los nidos, para festejar
la victoria de tener linaje y ser un padre diferente.
Diste amor a tus frutos día a día, sin descansar
para tus retoños, surcaste nuevos caminos, los nutriste
con tu saber, los abrigaste en tu copa, para verlos germinar
los viste crecer, ganar altura, con velocidad galopante,
gozar con sus triunfos, conquistar terreno, progresar.
En el ocaso de una triste primavera, de noche naciente,
con sus retoños, en su entorno, con un malestar;
nos dejaste en plena ascensión, pero sonriente
como padre generoso y un peruano sin igual.
Fernando : 2004